
Más de 100 integrantes de la inteligencia estadounidense fueron separados de sus cargos tras mantener conversaciones de índole sexual explícita mediante un chat seguro, normalmente utilizado para el intercambio de información confidencial del Gobierno.
La decisión se adoptó a raíz de una grave infracción a las normas éticas y profesionales de la agencia.
Tulsi Gabbard, directora de la Inteligencia Nacional, dispuso los despidos y, en una entrevista con Fox News, describió el uso de este chat para tales intercambios como “una atroz violación de la confianza”. Afirmó que ello contravenía las “reglas fundamentales y los estándares de profesionalismo” que rigen las operaciones de inteligencia en el país.
De acuerdo con Gabbard, las sanciones incluyeron no solo la destitución de los empleados, sino también la revocación de sus autorizaciones de seguridad, indispensables para acceder a información clasificada.
El escándalo fue revelado por el activista conservador Chris Rufo, quien, mediante un artículo en City Journal, expuso detalles sobre el uso indebido de la plataforma de mensajería. La Administración Nacional de Seguridad, responsable de los sistemas de comunicación de la inteligencia de EE. UU., constató que su herramienta más confidencial se había convertido en un espacio para intercambios inapropiados.
Se ordenó identificar a todos los involucrados. Según el comunicado oficial de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI), Gabbard envió un memorando a las agencias de inteligencia de todo el país, instruyéndolas a identificar a cada empleado participante en estos chats “obscenos, pornográficos y sexualmente explícitos”. Se estableció como plazo el viernes siguiente a la orden, otorgando a las agencias el tiempo necesario para responder ante la magnitud del asunto.
En la misma entrevista, Gabbard enfatizó que la administración no se detendría en este proceso y continuaría “limpiando la casa”, aludiendo a la eliminación de los empleados implicados en comportamientos inapropiados dentro del ámbito de la inteligencia.
Aunque las autoridades no han precisado el número exacto de afectados, se sabe que numerosos funcionarios de agencias de inteligencia y otras dependencias gubernamentales podrían perder sus cargos por violaciones a la ética profesional. Este incidente no es aislado, ya que en las últimas semanas la oficina del director de Inteligencia Nacional también separó a empleados vinculados a iniciativas de diversidad promovidas durante la administración del presidente Joe Biden. Estas decisiones forman parte de un proceso mayor de revisión y depuración interna, respaldado por la directora Gabbard, que busca restaurar la integridad en los servicios de inteligencia.
No obstante, la situación se complica: un juez federal ha suspendido temporalmente la medida de despido mientras se investiga su legalidad. Esta suspensión podría retrasar la implementación de las sanciones, dejando el asunto en el limbo hasta que se resuelva el aspecto legal.
El uso inapropiado de canales oficiales para mantener conversaciones sexualmente explícitas en agencias de inteligencia de EE. UU. resalta nuevamente la creciente preocupación por el control y la supervisión en organismos que manejan información extremadamente sensible. Asimismo, este escándalo plantea dudas sobre la capacidad de las instituciones gubernamentales para asegurar el cumplimiento de los estándares éticos y la protección de la privacidad en sus sistemas de comunicación, generando un debate sobre la efectividad de las medidas de seguridad y elevando las tensiones en torno a la gestión del personal en el ámbito público.
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