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Fallece un joven prospecto de béisbol tras recibir una inyección de esteroides de uso veterinario


Ismael Ureña Pérez, de 14 años, dejó la pensión en San Luis, Santo Domingo Este, el pasado verano, decidido a perseguir su sueño de llegar a las Grandes Ligas. Poco después, empezó a experimentar síntomas alarmantes: su piel y ojos se tornaron amarillos, sus piernas se sentían sin fuerza, y su orina era de un color rojo intenso, similar a la sangre. Confesó a su madre, Iris Pérez, que estaba siendo maltratado. Al llevarlo al médico, descubrieron que le habían administrado sustancias que usualmente se aplican a caballos para mejorar el rendimiento, información que el joven había mantenido en secreto de sus padres.


Tristemente, Ismael falleció días después de ser hospitalizado, dejando a su familia con un profundo dolor. Sus dos hermanos, que también entrenaban en la Academia de Béisbol de Yordy Cabrera, quedaron con secuelas como taquicardia y problemas de visión.


Sus padres, Inoel Ureña e Iris Pérez, buscando justicia pero con recursos limitados, llevaron el caso al abogado José Orlando Aracena Peña, de la Fundación Familia Sin Violencia (Funfasinvi), quien decidió representarlos. Inoel Ureña, entre lágrimas, expresó en un video su deseo de justicia por la pérdida de su hijo, señalando que nunca autorizó el uso de sustancias en su cuerpo.


El martes, cinco abogados de Funfasinvi presentaron una querella en la Fiscalía de Santo Domingo Este contra Yordy Cabrera, exjugador y director de la academia, solicitando prisión preventiva como medida de coerción. Cabrera, quien después de jugar como infielder se convirtió en lanzador, fue acusado de violar varios artículos del Código Penal Dominicano y leyes de salud y protección infantil, relacionados con la administración de sustancias controladas.

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