Nicolás Maduro, quien alguna vez fue una figura secundaria bajo el liderazgo de Hugo Chávez, asumió el gobierno de Venezuela con lo que él describe como "mano de hierro". En su nuevo mandato, obtenido a través de una elección polémica, se enfrenta a una etapa compleja marcada por desafíos económicos y el descontento de una parte de la población que ansiaba un cambio de liderazgo.
Durante la última década, Maduro ha tenido que enfrentarse a las críticas constantes de la oposición y de sectores de la comunidad internacional que no reconocen su legitimidad, todo mientras promete estabilidad social para Venezuela. Estos desafíos no son nuevos para él, ya que durante sus once años en el poder ha sobrevivido a levantamientos de sus adversarios y manifestaciones populares, así como lidiado con sanciones comerciales, aislamiento internacional, sublevaciones dentro de su propio partido y el declive económico del país.
En las recientes elecciones, tuvo que hacer frente a una candidatura opositora que despertó en sus seguidores deseos de cambio y un futuro prometedor para Venezuela, poniendo a prueba su capacidad de liderazgo y manejo de la situación política y económica del país.
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