Durante más de cinco décadas, el científico futurista Raymond Kurzweil ha mostrado un profundo interés en cómo los ordenadores pueden transformar nuestro mundo. Ahora, considera que los nanorobots serán la clave para que los humanos superen el límite de vida de 120 años.
En su próximo libro *The Singularity is Nearer* (que salió a la venta en EE.UU. el 25 de junio y aún no ha sido traducido al español), en su obra anterior *La singularidad está cerca* (publicada en 2021), y en un ensayo de Wired, Kurzweil argumenta que la combinación de biotecnología e inteligencia artificial permitirá a la nanotecnología superar las limitaciones de nuestros órganos biológicos.
Kurzweil explica que el daño acumulado en nuestras células con el tiempo, que los cuerpos jóvenes pueden reparar con mayor eficacia, se convierte en un problema a medida que envejecemos. Según él, la única solución es abordar el envejecimiento en sí mismo, mediante la capacidad de reparar daños a nivel celular y de tejidos locales. Los investigadores de longevidad están explorando diversas soluciones, pero Kurzweil cree que los nanorobots son la opción más prometedora.
A pesar de que actualmente no hay tecnologías que se asemejen a las predicciones de Kurzweil y no hay garantías de que su visión se materialice, tampoco se puede descartar por completo su realización en el futuro. Kurzweil coincide con el gerontólogo biomédico Aubrey de Grey en que la primera persona que vivirá 1.000 años probablemente ya ha nacido. Según él, si la nanotecnología de 2050 puede resolver suficientemente el envejecimiento para que los ancianos de 100 años vivan hasta los 150, habrá tiempo hasta 2100 para resolver los problemas nuevos que surjan. Con la inteligencia artificial desempeñando un papel crucial en la investigación, el progreso será exponencial.
Kurzweil admite que sus proyecciones pueden parecer "absurdas" ahora, pero confía en que los nanorobots médicos podrían hacerlas realidad. Imagina nanorobots diamondoides con sensores, manipuladores, ordenadores, comunicadores y fuentes de energía del tamaño de una célula, capaces de funcionar en el torrente sanguíneo. Cada cuerpo podría necesitar cientos de miles de millones de estos nanobots para reparar y mejorar los órganos deteriorados.
Kurzweil asegura que, controlando y ajustando las sustancias vitales y manteniendo las estructuras orgánicas, los nanobots podrían mantener el cuerpo en óptimas condiciones indefinidamente. Incluso podrían reemplazar completamente los órganos biológicos si es necesario.
No sólo cree que los nanobots preservarán las funciones normales y mitigarán el envejecimiento, sino que también podrían optimizar el cuerpo humano. Una vez que los nanobots puedan reparar o destruir células selectivamente, afirma, dominaremos nuestra biología y la medicina se convertirá en una ciencia exacta.
Kurzweil también predice que, con el avance de la nanotecnología, el cuerpo humano podría llegar a ser más del 99,9% no biológico. Imagina un futuro en el que la tecnología controle la secuenciación del ADN, la IA solucione problemas antes de que surjan, y los nanocomputadores manejen el cuerpo reescribiendo el ADN y controlando células, sangre y tejido cerebral.
Kurzweil anticipa que en las décadas de 2040 o 2050 habremos reconstruido nuestros cuerpos y cerebros de formas que hoy nos parecen inimaginables. Cuando la nanotecnología avance, afirma, podremos optimizar nuestros cuerpos a voluntad, con habilidades mejoradas como correr más rápido, respirar bajo el agua y, eventualmente, tener alas funcionales. También asegura que la dependencia de nuestros cuerpos para la supervivencia será cosa del pasado.
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